Diseños que cuentan historias, Portada, regalos personalizados

La figura paterna y el vínculo con el padre

el padre

Hubo un matrimonio humilde que tuvo cuatro hijos varones legítimos y tres hijas adoptadas. Muchos se preguntaban la razón, siendo tan humildes, de tener más hijos.

Ellos respondían que habían querido que sus hijos varones conociesen a la mujer, la respetasen y la protegiesen.

Así comenzamos hoy con este testimonio de amor esta entrada en Yoqueriba para hablar de la importancia de la figura paterna y el vínculo con el padre.

Resaltaremos la mayor complejidad del padre, ya que la mujer desde el mismo momento en que concibe una vida, tiene conciencia de que es madre, pues su conexión con el nuevo ser está inscrita en su propio cuerpo.

El padre experimenta la relación con sus hijos de una forma diferente, pues lo hace desde el exterior, porque no puede sentir esa conexión con la vida en su propio cuerpo y se entera de la propia paternidad por voz de otros, normalmente por la madre, siendo un proceso complejo tanto afectiva como espiritualmente hablando.

Desde los años 50, después de la II Guerra Mundial hasta hoy, se ha producido una gran revolución antropológica que ha querido dar la vuelta a todo lo que significa el ser humano, la corporalidad y la afectividad, sobre todo pasando a través de lo que significa ser mujer y ser varón.

Es un nuevo imperativo antropológico que nace de no tener claro el verdadero significado del cuerpo, no saber qué y quien es el ser humano e ignorar su vocación al amor.

Y el padre ¿Qué pasa con su figura?

La contestación es clara y sorprende: muchas veces no sabemos dónde colocarlo y cuál es el peso de la figura del varón, pues se ha generado un prejuicio que pone al hombre en un nivel de alerta que excede la normalidad a la hora de acceder a la figura de lo femenino, llegando en muchos casos a ponerse en tela de juicio la bondad y la necesidad del padre en la familia.

La persona y su desarrollo y la vinculación con la figura paterna

El ser humano es un ser desiderativo que los deseos son el motor de su vida.

Sin embargo, una vez que alcanza la satisfacción del deseo cumplido, descubrimos que no acaba de colmar interminablemente la necesidad que lo origino, y entonces surge uno nuevo.

Ante esa tendencia innata del ser humano, padre y madre actúan de forma diferente y complementaria, y ambas necesarias para el desarrollo equilibrado de los hijos.

La madre por el principio de misericordia y el padre por el principio de realidad, pues éste explica mejor los límites.

Viaje a la individualización

En la actual sociedad relativista, autoconfigurable y redefinible, dónde el padre no sabe donde ponerse, habiendo familiar donde se prescinde de forma deliberada de su figura, estaremos envueltos por el principio de misericordia, que ralentiza y desfavorece el viaje a la individualización que deben emprender los hijos.

Y en este proceso actúan tres actores:

  • La madre, que debe ser consciente que este recorrido que hace el hijo debe ser hacia la figura de los demás, y que debe empujarlo hacia el padre con generosidad y desprendimiento.
  • El padre, que interfiere de forma sana en el vínculo del hijo con la madre, debe acompañar a los hijos e hijas en la maduración de la dimensión de la persona.
  • El hijo que ha de asumir el sufrimiento que requiere dar ese paso hacia los otros. El trabajo de desapego de la madre, entronca con la maduración de la afectividad en los hijos e hijas.

Hoy queremos ofrecer un gran homenaje a la figura de nuestros padres que han supuesto tanto en nuestras vidas y dedicarles estas letras, de cara a la fiesta del 19 de marzo.

Os queremos padres.